Aunque el pintor, dibujante, escultor e ilustrador Santiago Estruga nació en Mequinensa, desarrolló toda su carrera artística en Catalunya. Se trasladó a Barcelona en 1.922 para cursar bellas artes en L'Escola Municipal y en el Foment de les Arts Decoratives, ciudad que ya no abandonaría. Durante sus años de estudio participó en varias exposiciones colectivas, además de desarrollar diferentes trabajos como ilustrador realizando trabajos originales para artes gráficas. En 1.947 realizó su primera exposición personal en las Galeries Velasco de Barcelona y desde entonces fueron muchas las exposiciones, tanto personales como colectivas, que hizo en Barcelona, principalmente en las Galeries Augusta, pero también en otras ciudades españolas como Tarragona, Huesca, Madrid, Mallorca, LLeida y Mequinensa, además de las realizadas en Italia, Francia, Alemania y Bélgica. Obteniendo numerosos premios y distinciones a lo largo de toda su carrera. En 1.993 participo en una muestra colectiva del museo de Miami (Florida), que adquirió su obra titulada TARDOR.

Gran paisajista, en sus obras sabe captar la atmósfera de luz que llena la totalidad de la composición con matices precisos y trazos sueltos y vibrantes. Estruga busca sobretodo la potencia y la armonía de color y concede la máxima importancia, en todas sus creaciones, a la composición y el volumen. La relación entre arquitectura y paisaje queda plenamente conseguida con la acertada utilización de un cromatismo atrevido y enérgico que funde toda una extensa gama de colores, y son principalmente estos los que demuestran la habilidad de Estruga al plasmar en papel o lienzo la más pura realidad de los entornos paisajistas.

Este artista se interesa, como todos los maestros de la técnica paisajística, por la plasticidad: la plástica. En sus obras la figura es solo un contrapunto que ayuda a humanizar la representación. Como solía decir: "Las personas que aparecen en un paisaje son puramente anecdóticas"

También es muy significativa en el conjunto de su obra la serie con motivos ciudadanos de la Barcelona antigua, con sus vivas anotaciones de las Ramblas. Es en este tipo de paisaje en el que la arquitectura y el urbanismo conjugan amplias armonías de formas y color, donde el artista revela descaradamente su gran capacidad de observación, al mismo tiempo que consigue su mayor vigencia expresiva y plástica. En cuanto a los demás temas (figuras, jarros de flores, naturalezas muertas, retratos y escenas cotidianas) acredita también un dominio total de los recursos técnicos.

En las acuarelas realizadas en sus últimos años, pintadas de memoria, sin ningún tipo de inspiración directa de la realidad, conjuga muy acertadamente la armonía de los colores complementarios en gamas de azules, blancos y ocres que dan vida a unos paisajes dotados de gran sensibilidad.